La lenta construcción de una presa en Costa de Marfil, entre ambiciones energéticas y desilusión

En la curva de un camino de laterita, la cortina de vegetación se desgarra para revelar un muro de hormigón. A 140 kilómetros al noroeste de Abiyán, la presa hidroeléctrica Singrobo-Ahouaty se alza, austera y recta, sobre las tranquilas aguas del río Bandama. A lo largo de sus laderas, los canales de derivación serpentean como vetas de cemento. Una vez terminados, transportarán agua a las dos turbinas, cada una con una capacidad de 22 megavatios. Una energía modesta, pero valiosa, para una Costa de Marfil que aspira a convertirse en «la reserva energética de África Occidental».
La presa Singrobo-Ahouaty es el primer proyecto hidroeléctrico financiado por el sector privado en África Occidental, según el Banco Africano de Desarrollo (BAfD). Se basa en un acuerdo de concesión firmado en 2013 entre el gobierno marfileño y la joven empresa Ivoire Hydro Energy (IHE), promotora del proyecto. Con un presupuesto estimado en 174,5 millones de euros según el BAfD, el proyecto, en el que también participan varios donantes internacionales, pretende suministrar electricidad a 100 000 hogares y reducir las emisiones anuales de dióxido de carbono en 109.000 toneladas.
Te queda el 83,7% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.
Le Monde