El papel fundamental de la geopolítica es gestionar la transición energética

El mundo se está volviendo más volátil e impredecible. El sector energético no es la excepción.
Los aranceles, las sanciones, los conflictos y las interrupciones en la cadena de suministro han afectado al comercio mundial de energía, provocando un mayor proteccionismo en algunos países y provocando un aumento de los precios de las materias primas y de la desigualdad energética. Sin embargo, todo desafío conlleva riesgos, pero también oportunidades. Los cambios geopolíticos y geoeconómicos globales nos han obligado a redefinir nuestra comprensión de la seguridad energética. Tradicionalmente, la seguridad energética se ha medido en función del suministro de combustibles fósiles. En IRENA, creemos que esto debe revisarse.
La seguridad energética también debe entenderse a través de la capacidad renovable. No solo para diversificar el suministro, sino también para impulsar el crecimiento económico y la necesidad imperiosa de proteger las infraestructuras críticas contra posibles presiones económicas.
Las energías renovables, encabezadas por la energía solar fotovoltaica, la eólica y otras tecnologías, ya están avanzando a un ritmo sin precedentes, convirtiéndose en un elemento central del sistema energético mundial. El mundo añadió un récord de 585 gigavatios de nueva capacidad de energía renovable en 2024, el mayor crecimiento de la historia. Y el escenario de 1,5 ° C de IRENA muestra que, para 2050, más del 90 % de la electricidad mundial debe provenir de fuentes renovables, con una clara desinversión en combustibles fósiles.
A medida que avanzamos, debemos reconocer que la geopolítica juega un papel importante.
Nos enfrentamos no solo a cambios tecnológicos, sino también a las fuerzas políticas y económicas que determinarán si esta transición es equitativa, segura y exitosa. Los desafíos incluyen gestionar la tensión entre las estrategias industriales nacionales y los marcos comerciales globales establecidos, abordar los riesgos del desacoplamiento tecnológico, garantizar un acceso equitativo a las tecnologías para todas las naciones y gestionar la posibilidad de que la dependencia de las energías limpias se convierta en nuevos puntos de influencia geopolíticos.
La financiación y la colaboración desempeñarán un papel fundamental. Los desafíos se ven agravados por el despliegue desigual de las energías renovables instaladas a nivel mundial, la insuficiencia de flujos financieros y los inminentes desafíos de suministro para las tecnologías de transición energética.
El informe de IRENA “ Geopolítica de la transición energética: Seguridad energética ” recomienda a los responsables políticos no simplemente trasladar el enfoque de la era de los combustibles fósiles a un sistema basado en energías renovables. IRENA ha identificado múltiples cuestiones que deben considerarse sistemáticamente para orientar la toma de decisiones nacionales sobre la dotación de recursos y las ventajas comparativas. Esto es especialmente crucial a medida que los gobiernos realizan importantes inversiones en infraestructura para sistemas cada vez más electrificados, digitalizados y descentralizados.
En el centro de esta transición también reside la geopolítica de los materiales críticos. La extracción de minerales esenciales como el litio, el cobalto, el níquel y las tierras raras está altamente concentrada en unos pocos países. Esta concentración expone la transición energética global a importantes vulnerabilidades que pueden amenazar la seguridad energética.
La alta concentración de capacidades de procesamiento y refinación, junto con la necesidad de garantizar un acceso equitativo y una logística resiliente para estos insumos esenciales, genera importantes riesgos geopolíticos. Estas disrupciones ponen de relieve los riesgos geopolíticos que obstaculizan el progreso de la transición a las energías limpias. La competencia por materiales críticos podría derivar en guerras comerciales, restricciones a la exportación y manipulación del mercado, lo que haría que la transición no solo fuera más lenta, sino también más costosa, como lo demuestra el informe de IRENA « Geopolítica de la Transición Energética: Materiales Críticos ».
Por otro lado, el análisis de IRENA demuestra claramente que no hay escasez de reservas de materiales críticos. Por ejemplo, la reserva mundial estimada de litio es de 560 millones de toneladas, mientras que la demanda anual estimada de litio para 2030 oscila entre 1,7 y 2,3 millones de toneladas al año.
Pero como ningún país domina por sí solo todos los aspectos de las tecnologías limpias, es esencial considerar el impacto de las políticas nacionales dentro de una red más amplia de interdependencia y gestionar la transición energética.
- Necesitamos inversión en exploración , especialmente en regiones poco exploradas como África, donde existen importantes reservas sin explotar. Aquí es donde la colaboración internacional se vuelve crucial para atraer inversiones y construir cadenas de suministro resilientes y diversificadas.
- Al mismo tiempo, debemos fomentar la innovación en tecnologías limpias , en particular en la producción de baterías. Las innovaciones que mejoran la eficiencia energética y permiten la sustitución de materiales reducirán significativamente la dependencia de materiales críticos, disminuyendo así los posibles conflictos geopolíticos por los recursos.
- Finalmente, debemos centrarnos en diversificar y fortalecer las cadenas de suministro . No se trata solo de asegurar materiales, sino de garantizar que los países en desarrollo se beneficien de sus propios recursos naturales. La transparencia de los mercados será crucial para garantizar el acceso universal a la seguridad energética.
El Programa de Trabajo de Geopolítica 2025 de IRENA prioriza estos temas. Nuestro trabajo en geopolítica se ha convertido en una prioridad y refleja nuestro enfoque continuo en la dinámica geopolítica cambiante que afecta al sector energético.
En 2018, por iniciativa de IRENA, se convocó una Comisión Global sobre la Geopolítica de la Transformación Energética. La idea de centrarse en las implicaciones geopolíticas de la transformación energética global impulsada por las energías renovables fue, en aquel momento, visionaria y dio lugar a un informe que ha sido una fuente de gran inspiración para comprender la gran transformación que estamos presenciando.
Creemos que es hora de reconsiderar las implicaciones geopolíticas de la transición energética global, dominada por las energías renovables. Por ello, queremos convocar una Comisión Global sobre la Geopolítica de la Transición Energética, invitando a líderes políticos y empresariales, académicos y analistas políticos a considerar cómo la política, la energía, la economía, el comercio, el medio ambiente y el desarrollo se ven, y se verán, afectados por el impresionante crecimiento de las energías renovables.
En última instancia, la solución radica en modelos de gobernanza innovadores que prioricen la inclusión y la sostenibilidad.
En conclusión, la transición energética presenta tanto desafíos como oportunidades extraordinarias. Mediante la colaboración internacional, una gobernanza innovadora y la inversión en exploración, reciclaje y tecnología, podemos garantizar que los beneficios de la transición a las energías limpias se compartan globalmente.
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