Gema Gómez (Slow Fashion Next): “No necesitamos tanto de mala calidad, necesitamos saber elegir mejor”

Madrid, (EFEverde). Para que la moda sostenible se consolide, la directora de Slow Fashion Next, Gema Gómez destaca la importancia de una divulgación clara al consumidor y una inversión real en los actores. Ante el modelo consumista y dominante propone apostar por lo regenerativo, por la materia prima de calidad, cuidando la biodiversidad. También convertir el talento que ya existe en norma y no en excepción.
Lo explica en una entrevista con EFEverde en visperas de la celebración el jueves 22 y viernes 23 de abril el Real Jardín Botánico del CSIC de Madrid de duodécima Jornada de Moda Sostenible, Circular y Regenerativa, organizada por Slow Fashion Next con el lema:“IMAGINA”.
Pensar en colectivo, sumar conocimiento y construir soluciones hacia un modelo sostenible son los principales objetivos del evento que cita Gómez.
¿Cuál es la novedad diferenciadora este año y cómo ha evolucionado la realización de estas jornadas desde su inicio?
Es una jornada que se lleva haciendo desde el 2012. Y en esta lo que es muy fuerte es que hay más de 60 ponentes con diferentes perspectivas, lo cual aporta riqueza al evento.
Con la Guía de Competencias Verdes de la Unión Europea reforzamos la idea de que la gente tiene la dificultad de imaginar futuros positivos. Entonces decidimos animar a nuestra comunidad profesional a pensar en positivo y centrarnos, sobre todo, en las soluciones.
En los momentos de networking, nuestro objetivo es que la comunidad profesional pueda hablar, dialogar, debatir sobre esas soluciones.
¿Qué asignaturas quedan pendientes para lograr que la moda sostenible se consolide?
Lo primero es ofrecer una divulgación clara y precisa al consumidor, lo cual es clave y debería ser responsabilidad de las administraciones.
No podemos seguir teniendo vertederos llenos de ropa proveniente de otras partes del mundo. Los consumidores compran en las cadenas asiáticas porque es superfácil y eso nos está costando económicamente y medioambientalmente.
Otra de las grandes asignaturas pendientes es invertir realmente en el cambio. No hay subvenciones de verdad para la gente que está haciendo las cosas bien, que incluso tiene que pagar una certificación para demostrar que lo hace bien, mientras que el que hace mal puede contaminar ríos, dejar de pagar salarios y no tiene que hacer nada.
Además, las subvenciones que se han dado para la transformación se daban solamente para empresas grandes. Es muy difícil que una microemprendedora, que está empezando a utilizar materias orgánicas pueda acceder a ese tipo de ayuda-
Tenemos un sistema que no fomenta en absoluto el emprendimiento y la creación de autoempleo.
¿Cómo se pueden realizar esos cambios estructurales tanto a nivel legislativo como económico?
Tenemos que entender que la sostenibilidad es local, y tiene que ver con cuidar la tierra, el entorno.
Yo creo que las políticas cada vez tienen que ser más afines a la sostenibilidad, pero real. No seguir produciendo 500.000, realizar 1% de reciclado y que subvencionen eso.
Francia en eso nos lleva muchos años, con toda la legislación para las grandes asiáticas.
Estoy convencida de que si tuviéramos un pasaporte de producto real, que ahora están en el reglamento de codiseño, brindar esa información al consumidor sería el vuelco para poder cambiar las cosas.
¿Hasta que punto el modelo de producción asiático influye en la insostenibilidad ?
Es el modelo empresarial que todo el mundo señala, pero que luego no se hacen las cosas para ponerle limitaciones. Son prácticas comerciales completamente desleales que fomentan el consumismo, que producen a diario productos nuevos que no necesitamos.
Para el resto de empresas se están cerrando todas las intermedias. Es verdad que en Francia a nivel legislativo están muy avanzados, pero luego a nivel consumo están como nosotros. Tenemos que recuperar un poquito el sentido.
¿Y desde los derechos laborales?
Tanto por la parte social, de no pagar salarios dignos a sus trabajadores, y la parte medioambiental es que eso es una locura.
Tres céntimos por prenda es lo que les pagan. Con muchísimas horas sin descanso, muchas horas en la fábrica, una vida que se suele llamar esclavitud moderna.
Está claro que hay muchos temas que son propiamente endémicos del país, como el tema medioambiental. Si tú no estás teniendo en cuenta las sustancias químicas tóxicas que viertes a tu medioambiente, es lógico y normal que una alta tasa de tu población vaya a desarrollar cáncer, diabetes y todo tipo de problemas. Porque esto es lo que hacen las sustancias químicas tóxicas. En nuestros cuerpos.
Y los microplásticos. Nos producen inflamación, nos producen enfermedades.
La sensibilización juega un papel importante. ¿Cómo se puede trasladar al consumidor que determinados modelos de producción tienen un gran impacto socioambiental?
Hemos creído que con dar cifras era suficiente. Y no lo es. Si quieres cambiar hábitos tienes que entender muchísimo mejor qué es lo que está pasando por dentro de esas personas para que actúen de esa manera. Y eso no se está abordando.
El camino es empezar a entender que si no comprendemos de verdad las necesidades ocultas detrás de ese comportamiento no lo vamos a poder erradicar.
Y al final también tenemos que empezar, yo creo, a lanzar un mensaje positivo; que bajar el ritmo es positivo para todos y que no necesitamos tanto de mala calidad, que necesitamos saber elegir mejor todo lo que entra en nuestra vida.
En estas circunstancias ¿Hay esperanza en poder revertir esta situación o, al menos, empezar a combatirla?
Para mí la tendencia más esperanzadora es todo lo que tiene que ver con la moda regenerativa. Tiene que ver con volver al cultivo de materias de una manera más allá de orgánica. De una manera que fomentemos la biodiversidad y que podamos capturar CO2, por ejemplo con el cáñamo.
Tendríamos que estar pensando en utilizar la lana como una de esas fibras maravillosas porque es la mejor ecodiseñada, termorreguladora. Y sin embargo estamos usando poliéster.
El 68% de las fibras actualmente son sintéticas que nos contaminan con microplásticos, con sustancias químicas. Pero claro, es que el poliéster es mucho más fácil y más barato y ha permitido escalar los modelos del sector del fast fashion y el ultra fast fashion. Mientras que utilizar la lana requiere cuidar a una oveja, tratarla bien, darle antibióticos cuando lo necesite, llevarla de un sitio a otro.
Finalmente, ¿Qué mensaje le gustaría que quedára de esta Jornada de Moda Sostenible, Circular y Regenerativa?
A veces el sector no tiene la conciencia suficiente, ni el consumidor, entonces es importante justamente el venir y enfocarnos en encontrar todas esas soluciones, que hay muchísimas.
Es impresionante la cantidad de gente con talento que hay en el mundo haciendo cosas maravillosas. Lo que tenemos que conseguir es que ese talento se convierta en la norma y no el caso pequeñito aislado. Eso es lo que tendríamos que conseguir y es posible con masa crítica.
Y si aún no lo recibes, te puedes sumar a nuestra lista de correo aquí
efeverde