Lo que las abejas les están diciendo a las Américas. Por Yurdi Yasmi (FAO)

Escribe: Por Yurdi Yasmi
Director de la División de Producción y Protección Vegetal de la FAO
En todo el continente americano, las abejas hacen más que producir miel.
Ayudan a cultivar los alimentos que comemos, polinizan las plantas silvestres que sustentan enteros ecosistemas y sostienen los medios de vida de los apicultores y los agricultores por igual. Cuando los polinizadores están sanos, la agricultura prospera. Cuando disminuyen, los sistemas alimentarios se enfrentan a riesgos en cadena que afectan desde la producción hasta la nutrición y la estabilidad de los mercados.
Pasando por los manzanos de América del Norte hasta por los cafetales de América Latina, la salud de los polinizadores, sometidos a una presión cada vez mayor en toda la región, está directamente ligada a la resiliencia de los sistemas agroalimentarios. Los cambios en el uso del suelo, la pérdida de hábitats, las prácticas agrícolas insostenibles, las plagas y enfermedades y las especies invasivas están acelerando el déficit de los mismos. Estas presiones no solo amenazan a las abejas, las mariposas y a otros polinizadores, sino también a la biodiversidad, la seguridad alimentaria, la nutrición y la capacidad de las comunidades para adaptarse a las perturbaciones climáticas.
Las explotaciones agrícolas respetuosas con los polinizadores nos muestran lo que es la agricultura resiliente. Estos territorios bullen de una biodiversidad vibrante con abejas, mariposas y pájaros que favorecen el crecimiento y la renovación naturales. Las explotaciones de este tipo pueden resistir mejor a los fenómenos meteorológicos extremos, mantienen los suelos en un estado más saludable y producen cosechas más nutritivas. Tanto los huertos en las laderas como los jardines de barrio ofrecen pruebas evidentes de que cuando se protege a los polinizadores, las explotaciones se fortalecen, adquieren mayor estabilidad y están mejor equipadas para el futuro.
Los polinizadores permiten la reproducción de 87 de los 115 principales cultivos alimentarios del mundo. Cerca del 90 % de las plantas silvestres con flor —unas 308 000 especies— dependen de ellos: desde las manzanas y las almendras hasta los cultivos forrajeros y el café, por lo que son esenciales tanto para la alimentación como para la economía. El empleo y los ingresos de alrededor de 1 400 millones de personas en todo el mundo, muchas de ellas pequeños agricultores, dependen de la polinización.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) trabaja a nivel mundial, también en las Américas, para revertir la disminución de los polinizadores y promover una apicultura sostenible. En el marco de la Iniciativa internacional para la conservación y el uso sostenible de polinizadores, y a través de la plataforma mundial Acción mundial sobre los servicios de polinización, entre otras, la FAO ayuda a los países a que desarrollen herramientas prácticas, políticas y asociaciones para proteger a los polinizadores y fortalecer los medios de vida rurales.
En América Latina, la FAO facilita una plataforma regional que promueve el intercambio de conocimientos y la colaboración entre países como el Brasil, Chile, Costa Rica, México y el Perú. Gracias a estos esfuerzos, se están creando puentes en todo el continente, con lo que se avanza en la protección de los polinizadores a través de la ciencia, la innovación y la cooperación en común. Por otra parte, en el marco de la iniciativa de la FAO titulada “Un país, un producto prioritario”, Chile está ampliando la producción de miel sostenible como producto básico climáticamente inteligente que aumenta los ingresos.
Al mismo tiempo, en todo el continente americano —desde el Ecuador hasta Bolivia (Estado Plurinacional de)— los productores locales están reforzando su capacidad en materia de apicultura sostenible y agricultura respetuosa con los polinizadores mediante el Mecanismo para Bosques y Fincas de la FAO. No se trata de iniciativas aisladas, sino que forman parte de un movimiento mundial para hacer de la producción de alimentos una fuerza de protección de la biodiversidad
En este Día Mundial de las Abejas, el mensaje es sencillo: proteger a los polinizadores significa proteger nuestro futuro.
Estas ideas prosperan en lugares de verdad: en el trabajo de las comunidades, en la resiliencia de los ecosistemas y en la promesa de soluciones prácticas. Las prácticas favorables a los polinizadores brindan una vía de avance práctica e inclusiva para la agricultura.
Todo el mundo puede participar. Plante especies autóctonas que florecen. Evite el uso de productos químicos nocivos durante las estaciones de floración. Apoye a los productores de miel sostenible. Aliente a las escuelas y municipios a construir corredores y jardines para los polinizadores. Los pequeños pasos, que se toman en conjunto, terminan por traducirse en un cambio significativo.
Los polinizadores pueden ser pequeños, pero su repercusión es enorme. Son aliados del clima, guardianes de la biodiversidad y asociados silenciosos en cada bocado que comemos. Este Día Mundial de las Abejas, invirtamos en su supervivencia, porque cuando protegemos a los polinizadores, protegemos el futuro de los alimentos.

Lidera los esfuerzos globales de la FAO para apoyar a los Estados Miembros en la transición hacia sistemas de producción agrícola sostenibles.
Foto principal: Archivo EFE /Jeffrey Arguedas
By Yurdi Yasmi
Across the Americas, bees do more than produce honey. They help grow the food we eat, pollinate the wild plants that support entire ecosystems, and sustain the livelihoods of beekeepers and farmers alike. When pollinators are healthy, agriculture thrives. When they decline, food systems face cascading risks—from production to nutrition to market stability.
From the apple orchards of North America to the coffee farms of Latin America, the health of pollinators is directly tied to the resilience of agrifood systems. Across the region, they are under growing pressure. Land use changes, habitat loss, unsustainable agricultural practices, pests and diseases, and invasive species are accelerating their decline. These pressures not only threaten bees, butterflies, and other pollinators—they threaten biodiversity, food security, nutrition, and the capacity of communities to adapt to climate shocks.
Pollinator-friendly farms show us what resilient agriculture looks like. These landscapes hum with biodiversity—alive with bees, butterflies, and birds that support natural growth and renewal. Such farms cope better with extreme weather, maintain healthier soils, and deliver more nutritious harvests. From hillside orchards to neighborhood gardens, the evidence is clear: when pollinators are protected, farms become stronger, more stable, and better equipped for the future.
Pollinators enable the reproduction of 87 out of the world’s 115 leading food crops. Nearly 90 percent of wild flowering plants—some 308,000 species—depend on them. From apples and almonds to forage crops and coffee, they are essential to both diets and economies. Around 1.4 billion people globally rely on pollination for jobs and income, many of them smallholder farmers.
The Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO) is working globally, including in the Americas, to reverse pollinator decline and promote sustainable apiculture. Under the International Initiative for the Conservation and Sustainable Use of Pollinators, and through global platforms like the Global Action on Pollination Services, FAO is helping countries develop practical tools, policies, and partnerships to protect pollinators and strengthen rural livelihoods.
In Latin America, FAO is facilitating a regional platform that promotes knowledge sharing and collaboration among countries such as Brazil, Chile, Costa Rica, Mexico, and Peru. These efforts are creating bridges across the continent—advancing pollinator protection through shared science, innovation, and cooperation. Meanwhile, under FAO’s One Country One Priority Product initiative, Chile is scaling up sustainable honey production as a climate-smart and income-boosting commodity.
At the same time, local producers across the Americas—from Ecuador to Bolivia—are strengthening their capacities in sustainable beekeeping and pollinator-friendly agriculture through FAO’s Forest and Farm Facility. These are not isolated initiatives—they are part of a global movement to make food production a force for biodiversity protection.
This World Bee Day, the message is simple: protecting pollinators means protecting our future.
These ideas live in real places—in the work of communities, the resilience of ecosystems, and the promise of practical solutions. Pollinator-friendly practices offer a practical and inclusive path forward for agriculture.
Everyone can take part. Plant native flowering species. Avoid using harmful chemicals during blooming seasons. Support sustainable honey producers. Encourage schools and municipalities to build pollinator corridors and gardens. Small steps, taken together, add up to meaningful change.
Pollinators may be small, but their impact is enormous. They are climate allies, biodiversity stewards, and silent partners in every bite we eat. This World Bee Day, let’s invest in their survival—because when we protect pollinators, we protect the future of food.
Yurdi Yasmi is the Director of FAO’s Plant Production and Protection Division. He leads FAO’s global efforts to support Member Nations in transitioning to sustainable crop production systems.Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de EFEverde
Esta tribuna puede reproducirse libremente citando a sus autores y a EFEverde.
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