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Vivir con hipersensibilidad auditiva: la historia de Chechu, una lucha contra los efectos de la contaminación acústica

Vivir con hipersensibilidad auditiva: la historia de Chechu, una lucha contra los efectos de la contaminación acústica

Por María Sánchez Rivas

Madrid, (EFEverde)-. El pitido de un coche, el avión que sobrevuela, una obra a pie de calle o el ladrido de un perro son algunos de los sonidos más habituales que escuchamos en nuestro día a día. La contaminación acústica, que afecta a la biodiversidad que habita en las ciudades, es una de las amenazas medioambientales más importantes para la salud humana, especialmente, en las zonas urbanas donde viven tres de cuatro habitantes de la Unión Europea, según recoge un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El ruido ambiental, incómodo, pesado y, en ocasiones, incapacitante, tiene un efecto directo en la salud y genera daños en nuestra calidad de vida, que pueden llegar a alterar el estado físico y emocional de las personas, efectos que se agudizan en aquellos que tienen hipersensibilidad auditiva, una realidad que dificulta el desarrollo de las actividades cotidianas.

Pero el ruido, además, intensifica los desafíos a los que se enfrentan las personas autistas, quienes presentan una mayor tendencia a la hipersensibilidad auditiva y, por tanto, el ruido es un factor que puede afectar a su capacidad de concentración y empujarlos a abandonar ciertos lugares por la sensación tan desagradable que experimentan ante su exposición, explica Teresa González de Rivera, psicóloga del Área de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la Confederación Autismo España.

Los cascos, un aliado clave

Jesús Molina, más conocido como Chechu (así nos dice que le llamemos) es un joven de 17 años que vive en Leganés (Madrid), es autista y responde con alegría en la entrevista para EFEverde. Estudia un grado medio de Imagen y Sonido, y la comunicación es su pasión. Desde pequeño se ponía las manos en los oídos cuando no soportaba el ruido, nos cuenta.

Recuerda que en el colegio el sonido de la sirena que escuchaba al entrar y al salir de clase le “apretaba muy fuerte en los oídos y lo pasaba fatal”. Tuvo que convivir con esa realidad unos años, hasta que cambiaron aquel estridente sonido por una música que mejoró su vida, pero también la de sus compañeros: “Todos entrábamos y salíamos más contentos del cole”, explica Chechu.

Desde que tiene nueve años sale a la calle con unos casos que aíslan el ruido, al principio eran muy grandes ―de los que se utilizan en la obra―, pero estos le han permitido “hacer las mismas cosas que al resto: ir a un concierto, a un centro comercial o a la bolera, sin ellos hubiera sido imposible”, cuenta. Ahora usa unos auriculares inalámbricos más pequeños, que prácticamente no se ven y que maneja desde el móvil: “Cuando algo me altera activo la función modo calma, y me relajo con la música que más me gusta”.

“Las personas con hipersensibilidad auditiva lo pasamos muy mal, nos ponemos muy nerviosos ante ciertos ruidos, a veces entramos en crisis y sufrimos mucho. Si supiesen cómo nos sentimos nos entenderían mejor”, explica Chechu.

Además, el joven advierte que todavía queda trabajo para combatir los altos niveles de ruido en las ciudades: “Fabricar coches y motos más silenciosos, aspiradores que no hagan tanto ruido y poner el sonido de los conciertos y del cine más bajitos, en definitiva, se pueden muchas cosas”.

El autismo

La psicóloga González de Rivera resalta la necesidad de concienciar sobre esta realidad, y, de esta forma, mejorar los espacios con el fin de que se adapten a las necesidades que las personas autistas requieren: “Hay lugares que les resultan abrumadores y experimentan una sobrecarga sensorial”, circunstancia que puede provocarles un cierto aislamiento social al evitar acudir a determinados espacios.

En España, según recoge la Confederación de Autismo, más de medio millón de personas son autistas y cada año nacen 4200 niños y niñas, que son diagnosticadas entre los tres y cuatro años de edad.

González de Rivera incide en que “estamos en el camino y se están haciendo muchas cosas, como el cambio de la pirotecnia por los drones, el sonido de las cabalgatas o la hora silenciosa” e insiste en que “la hipersensibilidad auditiva no es un criterio diagnóstico del autismo”, sin embargo, sí es un patrón presente en muchos autistas, quien “cada una de ellos es diferente”, concluye la terapeuta.

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msr/al

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