En Alta Saboya, la lucha de los productores de abundancia: «Estamos en la vanguardia del cambio climático»


Famoso por su sabor afrutado y el rigor de su producción en una zona limitada a las montañas de Alta Saboya, el queso Abondance se enfrenta a un desafío sin precedentes. Bajo la denominación de origen protegida (DOP), esta joya de la gastronomía francesa se juega nada menos que su supervivencia frente al cambio climático. Productores, transportistas, lecheros: toda la cadena artesanal está en una carrera contrarreloj, o mejor dicho, contrarreloj, ya haga un calor sofocante o llueva intensamente. Se están tomando múltiples medidas sin precedentes para salvar este queso de leche cruda de vaca.
En su prado de montaña de Ime, a 1600 metros de altitud en la comuna de Mieussy, Thierry Curdy, de 48 años, experimenta por primera vez este verano con un dispositivo de su propia invención. Colocó su pala de ordeño de 2000 litros (el tanque de acero inoxidable que recoge la leche de sus vacas) en un viejo remolque glaciar. Las paredes aislantes del vehículo aún conservan las marcas de su antiguo uso: «Helado, helado». Este gesto lo dice todo. La clásica estación móvil de ordeño de vacas ahora está conectada a este curioso vehículo, instalado en la montaña. El objetivo es proteger el tanque de acero inoxidable del sol y así evitar la proliferación de bacterias, que serían fatales para esta leche, llena de los sabores de los pastos de montaña.
Te queda el 83,43% de este artículo por leer. El resto está reservado para suscriptores.
Le Monde