En Senegal, el Lago Rosa recupera su color, al igual que su actividad económica.
¿Se ha vuelto rosa otra vez? ¿Naranja-rosa? ¿Aunque sea rosado, las malas lenguas se burlan? "No importa el tono, siempre que haya rosa", reconoce Ibrahima Mbaye, gerente de la casa rural del lago y presidente de la asociación ecologista Ar lac Rose ("proteger el lago rosa" en wolof). A unos treinta kilómetros al este de la capital senegalesa, este tramo de agua se hizo famoso gracias al rally París-Dakar, cuya meta final se disputó en sus orillas durante casi treinta años, hasta su deslocalización fuera de África en 2009 debido a la inseguridad en el Sahel.
La reaparición del color emblemático del lugar – “8 de marzo”, dice Ibrahima Mbaye – causó sensación en Niague, el principal pueblo bordeando el lago Retba – más conocido por su nombre turístico – cuya economía depende en gran medida de los visitantes extranjeros y nacionales. Durante dos años y medio, el verde sustituyó al rosa tras las inundaciones en los suburbios de Dakar. En agosto de 2022, «las autoridades abrieron las compuertas de los estanques de retención para evitar una catástrofe en zonas densamente pobladas», explica Mbaye. Pero no hemos estado a salvo de esta catástrofe ecológica y económica . »
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Le Monde