Oscar Briones, el politólogo que lucha para salvar los bosques Atlánticos

Ana Tuñas Matilla El politólogo Oscar Briones lucha para proteger los bosques atlánticos mediante la búsqueda de fórmulas alternativas que permitan a sus propietarios de los montes obtener ingresos y evitar con ello que sucumban a la presión que ejercen el urbanismo o los monocultivos, actividades que están acelerando la deforestación en muchas regiones.
Doctor en Ciencias Políticas, licenciado en Derecho y máster en gestión de organizaciones públicas, servicios sociales y tercer sector, Briones forma parte del Observatorio de Gobernanza G3 de la Universidad de Vigo, un grupo de investigación que persigue estudiar y promover el bueno gobierno, la buena administración y la buena ciudadanía.
Todas las hectáreas de bosque que logren proteger se integrarán en la Rede Galega de Bosques Atlánticos Antiguos, ideada para identificar y preservar estos valiosos ecosistemas mediante la conservación de fauna y flora autóctona, la restauración de zonas degradadas, la conexión de espacios y la sensibilización y participación ciudadana.
Frenar la deforestación"Mi inquietud surge de ver como está la comarca de El Salnés", una zona de las Rías Baixas que lleva décadas soportando "mucha presión turística" y en la que el aumento de los monocultivos, como el viñedo (Albariño), el aguacate o el eucalipto, está impulsando el cambio de suelo forestal a agrícola con la autorización de la Xunta.
Esto está llevando a una deforestación muy importante. Donde había bosques de frondosas, ahora hay urbanizaciones, campings, monocultivos, y "ahí es donde entro yo, intentado cambiar la lógica y buscando, desde la mediación, fórmulas de preservación compatibles con las economías locales", ha explicado Briones a EFEverde.
El objetivo, hacer entender que también se puede obtener dinero preservado un bien común como son los bosques y los servicios ecosistméticos que aportan, como, por ejemplo la captación y almacenamiento del CO2 o la mejora de la calidad del agua, y no sólo cambiando el uso del suelo.
Desde 200 euros hectárea/año"Busco alternativas porque si no hacemos nada ante la presión tan fuerte que está habiendo, muchos bosques y montes están en peligro", ha advertido Briones, que busca atraer a empresas y ayuntamientos en el empeño de conservar zonas de especies como roble, abedul, sauce, castaño, cerezo, etc.
Se trata de lograr financiación para que compense protegerlas, ha apuntado el jurista, que ha asegurado que hacerlo es "muy barato": por entre 200 o 300 euros al año hectárea (un campo de fútbol) ya eres más rentable que la tala y hay comunidades de montes que están dispuestas, incluso, a cambiar eucalipto por especies autóctonas:
Esta fórmula, ha subrayado, representa una oportunidad innovadora para que las empresas puedan dar ejemplo de su compromiso ambiental.
Este el caso de la conservera Antonio Pérez Lafuente, que ha firmado un convenio de colaboración con el Observatorio y la Comunidad de Montes de András para la preservación de 16 hectáreas de frondosas de un total de 161 de monte vecinal.
Vivimos de los recursos naturalesLa empresa aportará unos 4.000 euros al año durante, al menos. diez años, mientras que la comunidad de montes se compromete a respetar los usos medioambientales del espacio y a llevar a cabo labores de mantenimiento.
"Dedicamos parte de nuestro beneficio, cuando lo hay, a apoyar acciones de conservación y preservación del medio ambiente en tierra y mar" para asegurar el futuro, ha explicado a EFEverde Juan Pérez-Lafuente Bóveda, responsable de la conservera, fundada hace más de cien años, que ha subrayado que ellos apuestan por la pesca sostenible porque hace años asumieron que había un problema.
"Somos una empresa familiar, a mi me han dejado algo y mi responsabilidad es dejarlo también. Eso que aplico como empresa, lo pienso también sobre la tierra, el planeta (...) Las empresas tenemos cierta responsabilidad, vivimos de los recursos naturales y somos los primeros intersados en que las cosas se mantengan", ha aseverado
Bosque-escuelaPor su parte, el ayuntamiento de Vilagarcía ha alcanzado un acuerdo con el equipo de la Universidad de Vigo para, en terrenos públicos, crear un bosque-escuela reutilizando vegetación preexistente y con una orientación de bosque antiguo o maduro, lo que implica no intervenir y dejar su evolución en manos de la naturaleza.
Los investigadores proporcionarán apoyo técnico para la conservación del terreno, en tanto que el municipio pondrá los medios necesarios para revitalizar el espacio y darle un uso compatible con el desarrollo de la naturaleza y la educación.
Ayuntamientos y particulares pueden pedir la protección de espaciosPara lograr el objetivo de preservar los bosques, Briones se propone también impulsar el uso de dos figuras jurídicas previstas en la normativa de espacios naturales de Galicia: los Espacios de interés privado local (ENIL) y los Espacios privados de interés natural (EPIN).
Los primeros permiten a un consistorio pedir la declaración para espacios pertenecientes a su término municipal que por sus singularidades sean merecedores de algún tipo de protección de sus valores naturales.
Por su parte, instituciones y propietarios particulares de terrenos en los que existan formaciones naturales, especies o hábitats de flora y fauna silvestres, pueden pedir su protección solicitando la declaración de EPIN.
En ambos casos, la última palabra la tiene la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, ha recordado Briones, que ha lamentado que estos procedimientos se dilatan mucho en el tiempo por exceso de burocracia.
Vivir hacia la naturaleza"Hago todo esto porque me permite unir mis dos pasiones, mi profesión y la naturaleza (...) Busco dinero porque cada uno debe hacer lo que pueda para evitar que el medio se siga deteriorando", ha afirmado.
"Debemos vivir hacia la naturaleza y dejar de vivir en contra de ella", ha aseverado el experto en gestión pública, quien ha recordado que hay muchas evidencias científicas de los beneficios que aportan los bosques a nuestra salud mental y física, así como para mejorar la calidad del aire, del agua, de los suelos, etc. EFEverde
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