Sobreexplotación del agua y cambio climático impulsan la desertificación en España

Madrid, 17 jun (EFE).- La sobreexplotación de los recursos hídricos ligada a la agricultura de regadío y los efectos del cambio climático constituyen los principales motores de la desertificación en España, un fenómeno de creciente importancia, han explicado a EFE varios especialistas en la materia.
“Las cifras que se manejan hoy en día indican que aproximadamente un 20 % del territorio, tanto en España como a nivel mundial, está desertificado”, apunta Jaime Martínez Valderrama, científico titular de la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), si bien esta estimación sólo tiene en cuenta uno de los factores del proceso: el estado de degradación del suelo.
En España, añade, “muchos humedales y aguas subterráneas están degradados", un factor que resulta determinante en el complejo proceso de desertificación del territorio, por lo que la superficie afectada podría ser incluso mayor.
Tierras degradadasLa Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (CNULD) define este fenómeno como “la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas" como consecuencia de "las variaciones climáticas y las actividades humanas”.
Estas zonas que concentran el riesgo de desertificación ocupan el 74 % del territorio español, según datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), que además advierte de su incremento en los últimos seis decenios fruto del aumento de las temperaturas, la evapotranspiración y las sequías.
Junto con las consecuencias del calentamiento global, Martínez destaca el empleo de recursos hídricos "por encima de su capacidad de regeneración natural" en zonas áridas como otro motor de la desertificación: una sobreexplotación que vincula con el crecimiento de la agricultura de regadío en España.
Según el Ministerio, el 80,5 % de la demanda de agua se destina a la agricultura, especialmente al regadío, cuya superficie aumentó un 14 % sólo entre 2010 y 2019 y, "a pesar de la mejora en la eficiencia de los sistemas de riego", sigue existiendo una "notable presión" sobre cuencas como las del Segura, Júcar, Guadalquivir o Islas Baleares.
Análisis con el que coincide el responsable de campañas de agua de Greenpeace Julio Barea, quien subraya que "el 70 % de las demarcaciones hidrográficas españolas presentan un nivel de estrés hídrico alto o severo" y asegura que existen "más de un millón de pozos ilegales" en el país.
Nuevo Plan de Acción Nacional
Para afrontar esta situación, el Miteco ha elaborado su nueva Estrategia Nacional de Lucha contra la Desertificación (ENLD), que presenta junto con su Plan de Implementación para el período 2025-2027 aprovechando el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía que se conmemora este martes.
La ENLD sustituye al Programa de Acción Nacional contra la Desertificación de 2008 como documento estratégico en esta materia.
Esta estrategia establece como objetivos la "gestión y uso sostenible de los recursos de la tierra", la restauración de áreas degradadas o la "planificación y gestión integrada del territorio" para lograr la Neutralidad en la Degradación de Tierras", una de las metas de la Agenda 2030 de la ONU.
Posibles soluciones"Los seres humanos degradamos la naturaleza para vivir, como lo hace cualquier animal, pero la escala de nuestra degradación es mucho mayor" y puede superar la capacidad de regeneración de los ecosistemas, observa Martínez, quien defiende la conservación de los recursos existentes como "la verdadera solución" más allá de aplicar soluciones tecnológicas que "tienen un recorrido limitado".
A estas medidas, Barea agrega la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar los efectos del cambio climático, "la mejora del uso que hacemos del agua" y el fomento de prácticas sostenibles de agricultura extensiva.
Aun así, aclara Martínez, cuando la desertificación alcanza ciertos umbrales -por ejemplo, si un acuífero se saliniza, este proceso resulta "irresoluble a escala temporal humana", por lo que es necesario "soltar el pie del acelerador". EFE drc/ppm/cc
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