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SDDR y contenedor amarillo: la convivencia que falta por diseñar. Por Javier Fernández (SIG Iberia)

SDDR y contenedor amarillo: la convivencia que falta por diseñar. Por Javier Fernández (SIG Iberia)

Javier Fernández, responsable de Sostenibilidad y Asuntos Públicos para SIG Iberia Director general de la unidad de negocio de Bag in Box y Spouted Pouches de SIG en Europa

España encara la implantación de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) con el objetivo de dar un impulso decisivo a unas tasas de recogida que llevan años prácticamente estancadas. Sin embargo, mientras se habla de plazos, costes o materiales, apenas se aborda una cuestión esencial: ¿cómo va a encajar el nuevo SDDR con el sistema de recogida selectiva que llevamos más de tres décadas construyendo?

No se trata de poner en duda el valor del SDDR. Al contrario, puede convertirse en una herramienta clave para avanzar en los objetivos de recogida, siempre que se implante con criterios técnicos claros, plazos realistas y bien sincronizado con lo que ya existe. Pero el diseño actual no parece garantizar esa complementariedad. Cuando se habla de un sistema que costará aproximadamente entre 400 y 600 millones de euros al año, sin explicar con claridad cómo interactuará con el contenedor amarillo y el modelo de punto verde, surgen preguntas inevitables sobre su viabilidad conjunta.

El caso del brick y los riesgos de duplicación

El caso del cartón para bebidas resulta especialmente ilustrativo. Ningún país europeo lo ha incluido en su SDDR, no por falta de debate, sino porque concluyeron que no aporta mejoras significativas y, en cambio, suma complejidad técnica y económica. En España, apenas afectaría a un 8 % del total de envases de cartón para bebidas que se ponen en el mercado.

Quedarían fuera, por ejemplo, los bricks lácteos, que seguirían en el contenedor amarillo. Con esta base, cuesta justificar que el consumidor asuma un circuito adicional o que se dupliquen infraestructuras sin lograr un beneficio ambiental proporcional.

Más que un detalle, el brick evidencia la necesidad de definir cada incorporación pensando en la eficiencia y en cómo convivirá con un sistema que ya existe y que seguirá siendo una pieza clave del esquema general.

PET, aluminio y equilibrio económico

Algo similar sucede con el PET o el aluminio, envases clave hoy para sostener la financiación de la recogida selectiva y del tratamiento de otros residuos con menos valor. Si se trasladan al SDDR sin redefinir bien el conjunto, el sistema perdería parte de su equilibrio económico.

Esto obligaría a los productores y distribuidores a asumir mayores costes directos, que con toda probabilidad acabarían reflejándose en el precio final del producto.

Además, si el contenedor amarillo se queda con menos materiales valiosos para financiar su gestión, el déficit podría repercutir en el ciudadano a través de tasas municipales, que ya han subido un 26% en 2025 para acercarse al coste real del servicio. ¿Estamos preparados para asumir un nuevo impacto sin comprometer al consumidor?

No competir, sino coordinar

Todos estos ejemplos apuntan a la misma cuestión de fondo: la urgencia de planificar con rigor cómo se articularán ambos sistemas, para que no se resten capacidades entre sí, sino que se apoyen mutuamente y permitan avanzar hacia los objetivos europeos comunes, que no se limitan a recoger más envases, sino a garantizar que ese esfuerzo se traduzca también en más y mejor reciclaje, cerrando de verdad el círculo.

Por esta razón, pensar en la convivencia no es solo trazar cómo encajará el nuevo SDDR sobre el papel, sino también fortalecer el sistema que ya existe. Si el contenedor amarillo no mejora su eficiencia ni su capacidad para gestionar el flujo restante —que previsiblemente tendrá menos materiales de alto valor—, la coordinación será solo aparente.

No competir, sino coordinar

El reto, en definitiva, no es duplicar sistemas, sino integrarlos con visión de largo plazo, garantizando que el SDDR y el contenedor amarillo trabajen de la mano para multiplicar resultados, no para solaparse o debilitarse.

Solo con una convivencia bien diseñada -que dé lugar a más reciclaje real, mantenga la confianza ciudadana y cuide también la sostenibilidad económica- podremos cumplir el verdadero objetivo que nos pide Europa: transformar los residuos en recursos y cerrar el círculo con eficacia. Todo dependerá de cómo elijamos hacerlo hoy.

Javier Fernández, responsable de Sostenibilidad y Asuntos Públicos para SIG Iberia Director general de la unidad de negocio de Bag in Box y Spouted Pouches de SIG en Europa

Javier Fernández, responsable de Sostenibilidad y Asuntos Públicos para SIG Iberia Director general de la unidad de negocio de Bag in Box y Spouted Pouches de SIG en Europa

Fotografía principal: Recurso de archivo.

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