Considerado peligroso como aditivo alimentario, el dióxido de titanio podría seguir autorizado en medicamentos.

Con tan solo unos días de diferencia, los fabricantes han conseguido dos importantes victorias en el delicado asunto de la regulación del dióxido de titanio ( TiO₂ ), un pigmento utilizado en multitud de aplicaciones y que ha sido objeto de preocupación sanitaria durante más de una década. A principios de agosto, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea invalidó la clasificación de carcinogenicidad de esta sustancia por parte de las autoridades sanitarias de la Unión Europea (UE).
Menos de una semana después, la Comisión Europea anunció su apoyo a mantener la autorización para el uso de E171 (la nanopartícula de TiO₂ ) en medicamentos. Estas dos decisiones aplaudieron a las industrias química y farmacéutica, pero consternaron a los grupos sanitarios y medioambientales.
Sin embargo, la prohibición del E171 como aditivo alimentario, vigente desde 2022, no ha sido cuestionada. Esta prohibición se produjo tras un dictamen pericial emitido en mayo de 2021 por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que concluyó que no podía descartarse la genotoxicidad (toxicidad para el ADN) de las nanopartículas de TiO₂ . Además, tras la ingestión oral, era probable que se acumularan en el organismo . Tras este dictamen, la Comisión Europea anunció que se daría un plazo de tres años para decidir sobre el futuro del TiO₂ en los preparados farmacéuticos.
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Le Monde