Las hijas de Diana se lanzaron esta noche al mar

José Luis Fdez-Checa Las pequeñas tortugas, dejándose llevar por su instinto y bajo la atenta mirada de los voluntarios que han vigilado su nido durante las últimas noches, han intentado correr hacia las oscuras aguas de Mediterráneo nada más salir de su cascarón.
A eso de las 22:30 de ayer noche apareció la primera cabecita en la arena del nido de la playa de Las albaranas, en Dénia. Luego, poco a poco, fueron surgiendo algunas más hasta que, en apenas media hora, decenas de tortugas, diminutas, han emergido del nido enterrado.
Blanca Feliu, de la ong Eucrante, una de las personas que ha estado en la eclosión de los huevos, ha explicado a EFE que esta noche han nacido unas 70 tortugas, pero que aun queda una treintena que, probablemente, saldrán en las próximas horas o quizás mañana por la noche.
Los voluntarios las han recogido con cuidado, apenas iluminados por las cercanas luces de la ciudad y por la luz roja de algunas linternas, y han procedido a introducirlas en una caja acondicionada para ellas; había que esperar la llegada de los investigadores de la Universidad de Valencia y los veterinarios de L´Oceanografic para que recabar datos y controlar que todas estaban bien antes de dejarlas marchar al mar.
Los nidos, el vallado que los alberga, estaba rodeado de gente: algunos de los voluntarios que han hecho o esperan hacer guardia en los próximos días y también vecinos de la zona. Bajo el resplandor rojo de las luces que se utilizan para no molestar a las recién nacidas, todos hablaban en voz baja, que no era cuestión de asustar aún más a las crías.
Por fin han llegado los investigadores de la Universidad de Valencia y han tomado diversos datos de las pequeñas tortugas, como las dimensiones de su caparazón, y poco después han acudido los veterinarios de L’Oceamografic de Valencia, quienes han inspeccionado las crías y comprobado, entre otras cosas, su movilidad. Al parecer todas estaban en perfecto estado de salud: uno de los veterinarios ha puesto en valor su herencia genética.
Diana, una asidua de DéniaSu madre, Diana, una tortuga boba (Caretta caretta) ha escogido Denia para poner sus huevos: en 2023, la primera vez que se la observó en estas playas, se le instaló un dispositivo de seguimiento satelital, lo que ha permito este año localizar las cuatro nidadas que ha puesto.
Diana escogió para su prole la playa urbana de Marineta Casiana, pero los técnicos decidieron trasladarla a una ubicación más apropiada en la zona conocida como las Marinas. Allí, la pasada semana, el ayuntamiento de Dénia, con el apoyo de las ong Eucrante y Xaloc, instaló una valla protectora y un campamento de voluntarios para vigilar y proteger los huevos.
Esta noche ha eclosionado el primero de los nidos. Tras las comprobaciones de los científicos y veterinarios, se ha procedido a la suelta de las crías. Se las ha llevado cerca del agua, que bastantes peligros deberán afrontar en los próximos años: se calcula que solo una de cada mil llega a la edad adulta, victimas de los depredadores y, también, entre otras cosas, atrapadas en redes de pesca o afectadas por los plásticos que inundan los mares.
La suelta, ante una treintena de personas tras las vallas instaladas para la ocasión, ha sido tan rápida como emocionante.
Desde que se les abrieron las cajas en las que se les había colocado hasta que llegaron al mar apenas han transcurrido unos quince minutos: unas cuantas se han movido con mucha agilidad, pero para otras parecía que cualquier montículo, unas simples algas secas, se les convertía en tremendo obstáculo. Alguna incluso se ha atascado y varias parecían confusas, no se las veía capaces de encontrar el camino hacia el agua.
Los voluntarios les han echado una mano, las han puesto en el buen camino: al final todas han llegado a la orilla y allí, en segundos, han desaparecido velozmente en el agua.
Toni Martínez, técnico del ayuntamiento de Denia, tras dar por finalizado la suelta, ha lanzado una última solicitud a los presentes: ha explicado que no estaría mal que alguien se recorra la playa, muy probablemente alguna cría vuelva a la orilla en las próximas horas y se quede enganchada en los arribazones. Habrá que ayudarlas a volver al mar.
Los curiosos, los técnicos y los científicos se han marchado poco después. Tan solo se han quedado cuatro voluntarios, para continuar con la vigilancia de los nidos.
El campamento se mantendrá hasta que nazcan todas las tortugas, hasta que eclosionen los huevos de la última puesta de Diana este año, a finales del agosto. EFE
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