Dermatitis nodular contagiosa: un ganadero de Saboya se opone al sacrificio de sus vacas

La semana pasada se detectaron dos casos de LSD en la granja de este granjero de 28 años. Las dos vacas afectadas ya fueron sacrificadas. De su rebaño de 180 animales, 65 se encuentran en pasturas de verano, lo que deja 123 animales afectados. "Bloqueamos la zona desde la tarde (miércoles, nota del editor). Y lo hicimos bien, porque a las 6 de la mañana siguiente, se desplegó la policía", dijo el granjero Pierre-Jean Duchêne.
"En este momento, no sabemos qué se decidirá", lamenta, tras recibir la visita de un representante del Ministerio de Agricultura, que no arrojó ningún avance. Dice que conserva un rayo de esperanza, pero sin hacerse ilusiones, ya que la eutanasia es una de las medidas para combatir la propagación de la enfermedad.
143 eutanasiasEn los ocho brotes, la eutanasia de los rebaños afectados por al menos una infección comenzó el 1 de julio, dos días después de detectarse el primer caso en la comuna de Entrelacs. Según la prefectura de Saboya, desde el inicio de la epidemia, 143 cabezas de ganado han tenido que ser sacrificadas de acuerdo con las directrices nacionales.
Pierre-Jean Duchêne está dispuesto a bloquear el acceso a su granja hasta conocer la decisión final y las propuestas de las autoridades, además de compensar a las vacas para comprar un nuevo rebaño. Solicita una prórroga para sus animales, que ya llevan casi 15 días confinados, argumentando que el período de incubación de la enfermedad es de 28 días.
La LSD, que afecta al ganado vacuno, búfalos y cebúes, se transmite por picaduras de insectos como el tábano o el stomoxys (mosca picadora), pero no es transmisible a los humanos, ni por contacto con ganado infectado, ni a través de los alimentos, ni por picaduras de insectos. Presente en África subsahariana, Asia y, desde 2023, en el norte de África, se detectó en Italia el 22 de junio de 2025, «también por primera vez, en Cerdeña y posteriormente en Lombardía», según el Ministerio de Agricultura.
El granjero saboyano recibió el apoyo de sus vecinos y de la Confederación Rural. Eran unos diez el viernes, tras un picnic en su establo. Si hay matanza, «mañana no tendremos más leche en el tanque, así que no habrá más facturación, ni más ingresos [...] ¿Qué hacemos? Y, sobre todo, ¿cuánto durará esto?», se pregunta el granjero, que se hizo cargo de la granja de sus padres hace tres años.
«Sacrificio total del rebaño por tener un animal infectado: el shock es violento, sobre todo porque el resto del rebaño está perfectamente», subraya Christian Convers, secretario general nacional de la Coordinación Rural y ganadero en Alta Saboya.
"No queremos sacrificar a cambio de nada", insiste el representante sindical que acudió a apoyar a su compañero, criticando la normativa europea que se está aplicando. "Si permitimos que su protocolo de sacrificio siga como lo hacen aquí, estaremos arruinados", argumenta, porque el Estado "no está en condiciones de compensar las pérdidas que esto supondrá".
SudOuest