Cuando no puedes respirar, lo demás no importa: cómo un ensayo clínico me salvó la vida. Por Irisaida Méndez, superviviente de cáncer

Por Irisaida Méndez, superviviente de cáncer
Cuando no puedes respirar, lo demás no importa. Así de simple. Así de urgente.
Lo supe el día en que escuché las palabras que cambiarían mi vida: “tienes cáncer”. Respirar, algo que siempre había hecho sin pensar, se convirtió en el centro de cada decisión, de cada miedo, de cada esperanza.
Como superviviente de cáncer, he tenido que tomar muchas decisiones sobre mi salud. Algunas fueron inmediatas, otras requirieron tiempo, valentía e información. Lo que más me ha ayudado en este proceso ha sido estar informada.
La importancia de los ensayos clínicosDesde mi diagnóstico, siempre estuve abierta a conocer todas mis opciones, incluyendo los ensayos clínicos. Estos estudios de investigación altamente supervisados permiten probar nuevos tratamientos que sean seguros y eficaces para prevenir, detectar o tratar el cáncer de pulmón. En muchos casos, son una vía concreta de acceso a terapias avanzadas aún no disponibles de manera general. Sin embargo, podrían salvar o prolongar tu vida.
Durante la última década, los ensayos clínicos han contribuido a la investigación y a los tratamientos que han ayudado a aumentar la tasa de supervivencia del cáncer de pulmón en más del 50%.
También he aprendido que el cáncer de pulmón no es una enfermedad que afecta solo a las personas que fuman, ni puede explicarse únicamente por decisiones individuales. Hay muchos factores de riesgo que contribuyen a un diagnóstico de cáncer de pulmón, y uno de los más importantes —y a menudo ignorado— son las exposiciones ambientales, que incluyen el radón, productos químicos peligrosos y la contaminación por partículas.
Contaminación y desigualdad ambientalExisten múltiples estudios que demuestran que la exposición prolongada a contaminantes atmosféricos como el ozono, el dióxido de nitrógeno y las partículas finas (PM2.5) está directamente relacionada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares graves, incluido el cáncer de pulmón. En Estados Unidos, las comunidades hispanas y afroamericanas tienen más probabilidades de vivir en áreas con altos niveles de contaminación del aire. Esto no es casualidad, sino consecuencia de décadas de políticas públicas que han permitido que industrias contaminantes y carreteras se ubiquen en vecindarios donde viven personas de bajos ingresos y comunidades racializadas.
Según la Asociación Americana del Pulmón (ALA), más del 60 % de los latinos en este país viven en condados donde la calidad del aire no cumple con los estándares federales. Esa desigualdad ambiental también se traduce en desigualdad médica. Las personas hispanas tienen menos probabilidades de ser diagnosticadas con cáncer de pulmón en etapas tempranas, más probabilidades de no recibir tratamiento y menor acceso a terapias innovadoras. Parte de ese problema es la baja representación en los ensayos clínicos: aunque somos el 19 % de la población, solo representamos alrededor del 6 % de los participantes en estudios clínicos sobre esta enfermedad.
Información, confianza y acciónPor eso celebro y apoyo la campaña Conciencia, Confianza y Acción de la Asociación Americana del Pulmón. Esta iniciativa busca informar a los pacientes hispanos y a sus familias sobre qué son los ensayos clínicos, cómo funcionan y por qué pueden ser una opción valiosa de tratamiento. También busca romper mitos, construir confianza con los profesionales médicos y fomentar que hagamos preguntas.
Mi consejo para quienes se enfrentan a un diagnóstico de cáncer es que no se queden con dudas. Pregunten, cuestionen, busquen información. Exploren todas sus opciones, incluyendo los ensayos clínicos. Participar no solo es una posibilidad de acceder a los tratamientos más avanzados: también es una forma de ayudar a avanzar la ciencia, salvar la vida de alguien en el futuro y hacer que el proceso de los ensayos clínicos sea más equitativo, más representativo y más justo.
Yo no sé con certeza qué causó mi cáncer, pero sí sé que muchas personas en nuestras comunidades enfrentan riesgos ambientales que nunca han elegido. Y también sé que la falta de información nunca debería ser una barrera para recibir una atención óptima. Respirar no debería ser un privilegio. Tener acceso a opciones de tratamiento tampoco.
Respirar no debe ser un privilegioEstoy viva hoy porque tuve acceso a información, atención médica y apoyo, y porque tomé decisiones informadas. Pero muchas otras personas ni siquiera saben que los ensayos clínicos existen, que están altamente regulados y son seguros, y cómo acceder a estos tratamientos.
La justicia ambiental y la justicia médica están profundamente conectadas. Si respiramos aire sucio, si no recibimos atención oportuna, si no participamos en la investigación que define los tratamientos del futuro, quedamos fuera de la solución. Y no podemos permitirlo.
Estar informados salva vidas. Participar transforma sistemas. Como comunidad hispana, merecemos ambas cosas. Porque cuando no puedes respirar, lo demás no importa. Pero cuando tienes las herramientas para cuidarte —y cuidar de otros—, todo empieza a cambiar.
Irisaida Méndez, superviviente de cáncerFotografía principal: Contaminación en L.A. Archivo EFE/IVAN MEJIA
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